martes, 1 de diciembre de 2009

Matilde


Matilde tenía cuarenta y cinco años; tenía una hija, María.
Siempre había tenido muy buena relación con ella, y solían compartir mucho tiempo juntas...pero desde hace un tiempo, las cosas habían cambiado; María tenía diecisite años y pasaba más tiempo encerrada en su cuarto o en la calle, que con su madre.

María tan sólo había visto a su padre en dos ocasiones; él sólo fue un par de capítulos en la vida de las dos mujeres...

Él y Matilde eran bastante jóvenes cuando tuvieron a la niña, la convivencia entre ambos nunca funcionó...

Ella se sentía cada vez un poco más sola y comenzaba a echar en falta muchas otras cosas en las que hace tiempo no reparaba.

Ultimamente se sentaba frente la ordenador y alimentaba sus frustaciones...
comenzó a frecuentar foros de internet, su intención era poder charlotear con otras personas y huir de ese sentimiento tan frío que le estaba calando los huesos.
De los saludos y preguntas iniciales nunca obtuvo nada más... acabó fingiendo en las conversaciones y ayudando a pajearse a esos apuestos, musculosos y jovencísimos pretendientes virtuales. Su imaginación no le traicionaba, la realidad es que detrás se escondían unos hombres no tan jóvenes, ni tan apuestos , ni tan guapos; quizás tan normales como ella... que de una mujer simpática, alegre, de cuarenta y cinco años, pasó a mostrarse como una jovencita, guapa, de ojos claros, buen cuerpo...
Aquello no funcionaba, tan siquiera para ayudarla a excitarse...tan sólo era un ejercicio autómata y desinteresado de ayudar a esos pobres hombres sedientos de ilusorias mujeres e historias...

De vez en cuando Matilde salía con un grupo de amigas... ex de sus propios ex, o amigas de amigas, siempre fue una mujer de buenas relaciones... su círculo de conocidos nunca fue demasiado amplio. Sus compañeras de trabajo tenían una familia y un maridito en el sofá de al lado.

La pandilla de cuarentonas que solían juntarse alguno que otro sábado no era más que el fruto de un cúmulo de circunstancias, poco tenían en común ellas, o eso pensaban...
un amigo, un ex, un creciente afán por comerse la noche, las concidencias y divergencias de las situaciones cotidianas de una vida a partir de los cuarenta, proclamas positivas hechas a la medida de mujeres libres como ellas..y muchas muchas ganas de ahogarse entre uno, y otro y otro cubata...

Por suerte Matilde solía acabar siendo a compañada a casa por alguna de ellas, y posteriormente pasaba a estar adosada a la taza del water... si la noche se torcía se despertaba en la cama de alguno, algún ciego loco de ansia y deseo por echar un polvo...algo que desmoronaba por completo aquella aclamada teoría nocturna de mujer libre. Aquellos episodios sólo le dan cuenta de lo que ya no era, de sus limitaciones... y de lo absurdo que era autoconvencerse de que " una canita al aire no hace mal a nadie"; ella sabía que nunca funcionaba, una ya tiene una edad y está cansada de un simple mete , saca, mete , saca y ya está.

...

El sábado próximo no saldría...
se crecía con ese orgullo de renunciar a hacer el rídiculo toda borracha por las calles de aquella diminuta ciudad... alimentaba ese positivismo revelador por el que uno se dice: " hoy comienza mi nueva vida, empezaré de cero..."

Suenan de nuevo aquellas melodías... un volumen considerable y toda la casa para ella... María está con sus amigos. Limpiar, sacar al perro, deleitar con algo rico a su paladar, tomarse un baño relajante...

Se siente reafirmada, postula con su nueva moral y su nueva filosofía de vida aplastante, con su espiritu luchador, parece que todo vuelve a ser como tiempo atrás... se hace un porro de marihuana, le da unas cuantas caladas y lo deja sobre el cenicero...
Se recuesta en el sofá, y al son de la frenética de Pink Floid...desliza sus manos aleccionadas por sus pechos y vientre, cierra los ojos...deja que su instinto le guie...aprieta cuando bien sabe, y con fuerza, sus manos maestras recorren sus muslos..besa labio contra labio..resbala el indice hacia su interior...fricciona, alimentando la líbido... movimientos circulares, espirales de placer sobre el germen del viaje...
Su brazo colgado se agarra fuertemente a los bajos del sofá..sus piernas se tensan y sus dedos de los pies se sujetan con fuerza a la manta de flores...
su nuca perfectamente alienada con el resto de su cuerpo...

Coloca la manta sobre ella, se tumba en posición fetal con las bragas todavía en los tobillos...
mira fijamente hacia un punto de la pared...hacia un punto indiferente para nosotros, inexistente para ella...

una lágrima recorre la pequeña montaña del rubor y desciende hacia el canal de sus labios...

ni dulce , ni salado...