Como un castillo con cimientos de sueños, eran las verdades ineludibles de Miguel;él tenía a su bicicleta como compañera inseparable, era su vehículo hacia las utopías posibles...recorrer el mundo sobre hierros forjados...
Pasan los días y continua pedaleando su bicicleta suspendida en el tiempo, como un piloto de avión surca las nubes creando el cuento,atravesaba el agua y desafiaba al viento...
pero él con lo que en realidad soñaba,era en una bicicleta con alas que lo llevara muy lejos de esta realidad que lo ataba...
Miguel tenía seis años...su bicicleta no tenía pedales... tampoco los necesitaba, nunca logró llegar a montarla...
nadie le había dicho como debía hacerlo...
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