Hoy, mañana y quizás pasado... uno, dos o tres días enteritos de visita de la señora tormenta...
Muchas cosas se dicen hoy en día sobre las tormentas, desde que si crean partículas de antimateria hasta que sí son producidas artificialmente por los gobiernos... tantas y tantas cosas...
Por lo pronto cuando hay tormenta normalmente nos solemos quedar en casita resguardados de la lluvia, observando por la ventana. Y si los cortes de luz nos lo permiten, ver una que otra película, ojear algún libro, deleitarnos en la cocina, darnos arrumacos... incluso los más atrevidos salir a empaparse de su natural encanto
En la cultura Azteca el rayo fue un fenómeno que dependía del dios de la lluvia Tlaloc "el que hace brotar", era el dios que daba las lluvias, que regaba la tierra, mediante la cual crecían todas las hierbas, árboles y frutas. También era el quien enviaba el granizo, los relámpagos, los rayos, las tempestades y los peligrosos ríos y mareas.
Los dioses de la lluvia en la cultura Maya eran los Chacs y se conocían con el nombre de los regadores. Eran ellos quienes producían los relámpagos, los rayos, las tempestades, las tormentas y la lluvia. Cuando iban a llevar las lluvias, los Chacs se reunían en su morada que se llamaba " al pie del cielo ", desde donde salían por una puerta llamada " trueno " que empezaba en la capa de las nubes. Con su jefe al frente atravesaban los cielos, cada uno con una calabaza de agua en una mano y en la otra algo parecido a una hacha de piedra, la cual una vez lanzada sobre la tierra producía los rayos y los truenos originados por los gritos o las conversaciones entre ellos.
Para los Incas en cambio el dios del rayo era Ilyapa, que era un hombre ataviado con reluciente vestido que llevaba en una mano una porra y en la otra una honda. El relámpago era el fulgor que despedía su vestido al moverse, el trueno la descarga de su honda y el rayo el proyectil de piedra.
Para ellos los dioses vivieron en otros tiempos en la tierra y después subieron al cielo para confundirse con las estrellas. Entre ellas estaban las Pleyadas que representaban para los Incas una divinidad suprema que se manifestaba mediante el rayo y era capaz de devorar el sol o la luna.
En la actualidad existen en los diferentes pueblos leyendas de este estilo y supersticiones asociadas a ellas, desde lo que se debe hacer en las tormentas y especialmente como protegerse de ellas. Es curioso que en las civilizaciones más antiguas las tormentas eran esenciales para que la tierra diera frutos y como con el tiempo se tiende a verlas como un mal presagio.
De nuestros mayores podemos escuchar muchas veces algunos retazos de algunas tradiciones relativas a las tormentas, yo sólo recuerdo que se dice que las hojas de los tréboles tienen la curiosa propiedad meteorológica que se erigen para anunciar las tormentas, que con la madera de la albahaca, se hace un talismán que aleja los rayos de las tormentas, o incluso el tomillo nos ayuda a espantarlas...
Mientras ahí fuera sigue lloviendo, e impregnándose todo de ese especial olor a tormenta de primavera... yo me dejo llevar de la mano de Alicia a su país de las maravillas... construyendo una casa con sillas y mantas tal cual como era niña... ( que pena no poder estar así todo el día, llenaría esta singular casita de provisiones y echaría el cerrojo de los sueños durante estos tres dulces días de tormenta) :)
Muchas cosas se dicen hoy en día sobre las tormentas, desde que si crean partículas de antimateria hasta que sí son producidas artificialmente por los gobiernos... tantas y tantas cosas...
Por lo pronto cuando hay tormenta normalmente nos solemos quedar en casita resguardados de la lluvia, observando por la ventana. Y si los cortes de luz nos lo permiten, ver una que otra película, ojear algún libro, deleitarnos en la cocina, darnos arrumacos... incluso los más atrevidos salir a empaparse de su natural encanto
En la cultura Azteca el rayo fue un fenómeno que dependía del dios de la lluvia Tlaloc "el que hace brotar", era el dios que daba las lluvias, que regaba la tierra, mediante la cual crecían todas las hierbas, árboles y frutas. También era el quien enviaba el granizo, los relámpagos, los rayos, las tempestades y los peligrosos ríos y mareas.
Los dioses de la lluvia en la cultura Maya eran los Chacs y se conocían con el nombre de los regadores. Eran ellos quienes producían los relámpagos, los rayos, las tempestades, las tormentas y la lluvia. Cuando iban a llevar las lluvias, los Chacs se reunían en su morada que se llamaba " al pie del cielo ", desde donde salían por una puerta llamada " trueno " que empezaba en la capa de las nubes. Con su jefe al frente atravesaban los cielos, cada uno con una calabaza de agua en una mano y en la otra algo parecido a una hacha de piedra, la cual una vez lanzada sobre la tierra producía los rayos y los truenos originados por los gritos o las conversaciones entre ellos.
Para los Incas en cambio el dios del rayo era Ilyapa, que era un hombre ataviado con reluciente vestido que llevaba en una mano una porra y en la otra una honda. El relámpago era el fulgor que despedía su vestido al moverse, el trueno la descarga de su honda y el rayo el proyectil de piedra.
Para ellos los dioses vivieron en otros tiempos en la tierra y después subieron al cielo para confundirse con las estrellas. Entre ellas estaban las Pleyadas que representaban para los Incas una divinidad suprema que se manifestaba mediante el rayo y era capaz de devorar el sol o la luna.
En la actualidad existen en los diferentes pueblos leyendas de este estilo y supersticiones asociadas a ellas, desde lo que se debe hacer en las tormentas y especialmente como protegerse de ellas. Es curioso que en las civilizaciones más antiguas las tormentas eran esenciales para que la tierra diera frutos y como con el tiempo se tiende a verlas como un mal presagio.
De nuestros mayores podemos escuchar muchas veces algunos retazos de algunas tradiciones relativas a las tormentas, yo sólo recuerdo que se dice que las hojas de los tréboles tienen la curiosa propiedad meteorológica que se erigen para anunciar las tormentas, que con la madera de la albahaca, se hace un talismán que aleja los rayos de las tormentas, o incluso el tomillo nos ayuda a espantarlas...
Mientras ahí fuera sigue lloviendo, e impregnándose todo de ese especial olor a tormenta de primavera... yo me dejo llevar de la mano de Alicia a su país de las maravillas... construyendo una casa con sillas y mantas tal cual como era niña... ( que pena no poder estar así todo el día, llenaría esta singular casita de provisiones y echaría el cerrojo de los sueños durante estos tres dulces días de tormenta) :)
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