La tormenta llegó y se instaló en la ciudad con autoridad, el olor a rutina sofocaba las calles, ese olor entre cansancio y saludos desgastados..
Con la complicidad de la lluvia, comienza el baile de miradas con significados abiertos y mojados...sueños a remojo en azoteas. Lluvia, anfitriona de miradas que se cruzan...
Ciudad que no se inmuta a las pisadas que caminan a prisa, humedad en los zapatos y paraguas, sentir frío y un cálido sol que por momentos se asoma, tímido...sentir a través de los sentidos.
Ella, perdida en la ciudad, esquivando las miradas de debajo de las casas de alambre...personas enlatadas limpiaban el vaho de los cristales, unos bajan ,otros suben....siguiendo sus propios pasos detras de miles de botas sobre los adoquines.
cuando miro detrás de lo que ven mis ojos...
Con la complicidad de la lluvia, comienza el baile de miradas con significados abiertos y mojados...sueños a remojo en azoteas. Lluvia, anfitriona de miradas que se cruzan...
A la luz del semáforo se paralizan los pies por segundos, hipnotizados por el paso de cebra y las gotas precipitándose sobre él.
Gris de hombres gabardina...
Gris de hombres gabardina...
Viejos de café que juegan a recuperar escenas del pasado...
El periódico diario abogado del roce de manos de extraños...
Gritos que acordan en melodias de mercado..
Ciudad que no se inmuta a las pisadas que caminan a prisa, humedad en los zapatos y paraguas, sentir frío y un cálido sol que por momentos se asoma, tímido...sentir a través de los sentidos.
Ella, perdida en la ciudad, esquivando las miradas de debajo de las casas de alambre...personas enlatadas limpiaban el vaho de los cristales, unos bajan ,otros suben....siguiendo sus propios pasos detras de miles de botas sobre los adoquines.
cuando miro detrás de lo que ven mis ojos...
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